TibuHistoria Kiara Soto

El mejor día de mi vida me lo dio un tiburón

En noviembre del 2022 tuve el privilegio y la gran oportunidad de viajar a Panamá para ser parte de la COP19 de CITES. Fueron dos semanas muy intensas de puras negociaciones y networking. Recuerdo que, en la clausura, alentadas por Tina de Shark Project International, tomamos la decisión de hacer una salida de buceo al Parque Nacional Isla de Coiba, una reserva sumamente hermosa en medio del Pacífico panameño. ¡Al terminar la clausura de la convención salimos para allá! Nos tomó de ocho a nueve horas de viaje por tierra, por lo que llegamos en la mañana a las 7:00.

Llegó el momento, recuerdo muy bien que fue un sábado, estaba lloviendo, pero el clima era cálido. Desde antes ya nos habían comentado que probablemente en las inmersiones nos encontremos con tiburones. Éramos las más emocionadas. Nos embarcamos una hora y media mar adentro hasta que llegamos al spot de la primera inmersión. El agua estaba un poco inquieta pero la temperatura era perfecta, claro, me encontraba en la zona tropical del mundo. Nos sumergimos y vimos tortugas marinas, un cardumen gigante de barracudas, pulpos, crustáceos de todo tipo, etc., pero ningún tiburón. Salimos camino al segundo spot y llegamos a un punto donde la mar estaba mucho más calma. Nos sumergimos y este recuerdo lo tengo perfectamente claro, la visibilidad era increíble por lo que a lo lejos vi la silueta de un tiburón nadando, no lo podía creer, sentí que quería llorar de la emoción. Seguimos dando vuelta a la estructura coralina y ahí estaba, posado en la arena, un tiburón de arrecife de punta blanca. Se encontraba completamente quieto, sólo movía sus branquias y no hacía nada más que existir. No quería irme del lugar nunca, fue lo más maravilloso que mis ojos han podido ver en mis 26 años, era tan majestuoso y perfecto. Este encuentro creó una conexión indescifrable en mí, sin duda el mejor regalo que me dio Panamá. Llevo este momento guardado en mis pensamientos con mucho cariño y hasta el día de hoy, no me deja de sorprender cada que regreso a él. Gracias Coiba, te llevaste mi corazón.

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